Comienza la cuenta atrás, 10, 9, 8… Papa Noel, Reyes Magos, ¿ya tienes
todos los regalos?
Todos queremos que nuestros
regalos sean perfectos. Vivir ese momento en el que ofreces tus regalos a tus seres más queridos, esperando ver la emoción reflejada en sus caras, saltando todos de alegría al ver unos regalos tan especiales.…..
Esto que acabo de
describir es una realidad paralela, en mi caso todo es muy diferente, generalmente
yo regalo, y la primera reacción que recibo es ver como miran dentro de la
bolsa, seguramente pensando: ¡¡ por dios que no se haya olvidado de pedir
el tique regalo!!
No pasa nada, ya lo tengo
asumido. Por eso cumplo uno de los requisitos imprescindibles para tener unas
navidades tranquilas, me informo antes de comprar.
A menudo en los corrillos de los
compradores “cabreados” se suele escuchar: “tengo
derecho a la devolución del dinero o a cambiarlo en el caso de que no cumpla mis expectativas”.
Lo siento pero no, en el caso de comprar un producto en perfecto estado, el
establecimiento no está obligado a cambiarlo, ni a devolvernos el dinero, ni
nada de nada.
¿Por qué pensamos ésto? ¿De dónde viene esta leyenda urbana?
Pues todo esto es debido
a la políticas comerciales de las grandes superficies y cadenas, las cuales
permiten la devolución de sus productos durante un determinado periodo de tiempo,
sin necesidad de dar ninguna explicación. Generalmente en el reverso del tique de compra vienen especificadas las condiciones de las devoluciones. Y, en estos
casos en concreto, está publicidad e información facilitada de manera
voluntaria, formará parte del contrato y por lo tanto, vincula al
comerciante.
Por lo tanto, mi consejo es preguntar las condiciones de devolución antes
de comprar.
En muchos establecimientos ya te
ofrecen el tique regalo, que eso no significa que te vayan a devolver el
dinero, por eso también debemos preguntar cuales son sus condiciones. Y cuidado con los vales, éstos pueden llevar o no fecha de caducidad.
Sólo estarán obligados a
cambiar el producto y devolver el dinero, cuando exista un defecto, y para ello, nunca se nos
olvide pedir factura, es imprescindible, en el caso que tengamos que tramitar una
reclamación.
Generalmente el formato de las hojas de reclamaciones son tres hojas autocalcables: un folio blanco para la administración, uno rosa para el prestador del servicio y una copia de tono verde para el consumidor.
El consumidor se quedará con las
hojas verde y la original de color
blanco, entregando la rosa al establecimiento. La hoja de color blanco será
remitida a la OMIC del Ayuntamiento de la localidad donde se registre la incidencia,
en el plazo máximo de un mes.
Hay que asegurarse de que sean
rellenados todos los datos del consumidor y del establecimiento, firmado por
ambos y puesto el sello del establecimiento.
En caso de negativa del
establecimiento de facilitar las hojas de reclamación, el usuario podrá recabar
el auxilio de las fuerzas de orden público que levantarán Acta del hecho para que
quede constancia de la negativa, que puede acarrear una sanción.
El consumidor puede ir directamente a la OMIC del ayuntamiento y solicitar rellenar una hoja de reclamaciones, informando de lo sucedido o también puede presentar un escrito en el que conste:
El consumidor puede ir directamente a la OMIC del ayuntamiento y solicitar rellenar una hoja de reclamaciones, informando de lo sucedido o también puede presentar un escrito en el que conste:
- Lugar del hecho
- Datos del reclamante y del establecimiento frente al que se hace la reclamación.
- Detalle de los hechos objeto de reclamación frente al que se hace la reclamación.
- Pretensión de la reclamación: entrega, devolución, sustitución o reparación del producto, finalización de la obra, servicio, cuantía económica.
- Relación de los documentos o pruebas que se adjunta ( fotocopia)
- Fecha de la reclamación
- Firma
La oficina de consumo tramitará
la reclamación, enviando un escrito al establecimiento para que presente
alegaciones en el plazo de 10 días.
Los consumidores tenemos nuestros derechos, pero para tener unas compras tranquilas, primero informarnos y después comprar.
Los consumidores tenemos nuestros derechos, pero para tener unas compras tranquilas, primero informarnos y después comprar.
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